domingo, 19 de abril de 2009
Música.
Vuelan despacio y con delicadeza hasta mi oído las notas de tu melodía. Acaricias tu guitarra como jamás he visto ni oído a nadie acariciarla. Y cantas. Y cada letra que pronuncian tus labios me otorga un trozo de cielo. Y de pronto posas furtiva tu mirada sobre la mía, y me enciendes. te das cuenta, porque me sonrojo. Pero no puedo evitarlo. Me quemas. Tus labios, tus dedos, tus ojos, todo lo tuyo me calcina. Y sonríes malicioso y te acercas. Quieres robarme un beso, pero ya me has robado el alma. Y me alejo. Retrocedes y descansas tu mirada otra vez en la guitarra, creo que por esta noche será sólo ella la que reciba tus caricias.
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