domingo, 26 de julio de 2009

Una historia sin fin...


Ella solía cantar muy fuerte todos los días a las cuatro de la tarde.

Y silbaba cuando el frío le subía por las piernas en la mañana.

Contaba gotitas de rocío en los girasoles

Y escondía miradas tiernas en miles de rincones para regalártelas más tarde.

Todos los viernes cuando la luna comenzaba a sonreírle a las estrellas

Buscaba en la oscuridad el calor que le quemaba cada

Uno de los lunares de su espalda.

Y veía los ojos brillantes de un hombre

Que le susurraba frases en el oído que ella no entendía.

Pero que tampoco se esforzaba en comprender.

Y es que se sentía bien cuando él le hacía temblar las piernas

1 comentario:

  1. La foto me gustó
    la música por supuesto
    el texto es excelente, se nota una evolución en la forma que estás narrando y sobretodo las imágenes casi sinestésicas que me provoca cuando lo leo! te felicito Daniela!

    espero que me leas, estoy escribiendo bastante y no solo poemas, sino que cuentos y ensayos, espero que lo leas y me des tu opinión porque es la única forma de crecer

    abrazos!

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